Se da por muertos los cinco tripulantes de submarino Titán
***La empresa propietaria del submarino desaparecido anunció que los ocupantes murieron de forma inmediata***
El peor de los temores se ha cumplido, se acabó el tiempo. Poco después de cumplirse las 96 horas de oxígeno con las que contaba el sumergible «Titan», un vehículo operado por control remoto (ROV) localizaba varias piezas cerca de los restos del Titanic y las esperanzas de hallarlos con vida se desvanecieron.
Poco después, la Guardia Costera de EE.UU. anunciaba que estos restos corresponden a la parte externa del sumergible Titán, desparecido desde el domingo con cinco personas a bordo. El contralmirante John Mauger, de la Guardia Costera, afirmó también que los ocupantes han fallecido.
Los restos del aparato fueron encontrados por un vehículo dirigido por control remoto (ROV) operado por el buque canadiense Horizon Arctic y posteriormente expertos determinaron que «son consistentes con una implosión catastrófica», es decir, una rotura y hundimiento provocados por la mayor presión del exterior.
Pese a que ya no hay esperanzas de encontrarlos con vida, las labores de recuperación de restos del aparato van a continuar. Los cuerpos de las cinco personas no se han encontrado, confirmó Mauger.
Tras conocerse el hallazgo de estos restos, un amigo de dos de los tripulantes confirmaba el submarino habría sufrido una grieta e implosionó bajo la presión del agua, matando instantáneamente a los cinco hombres a bordo.
El experto explicó que esa información fue compartida en un grupo de WhatsApp por el presidente de The Explorers Club, entidad a la que pertenecen el británico Hamish Harding y el francés Paul-Henry Nargeolet, ambos entre los cinco hombres que iban a bordo del Titan.
«Este es un submarino poco convencional. Esa cubierta trasera es su extremo puntiagudo y la estructura de aterrizaje es la pequeña estructura en la que parece que se apoya», afirmó Mearns.
Esto «significa que el casco todavía no se ha encontrado, pero se han hallado partes muy importantes del sistema, y no se habrían encontrado a no ser que (el sumergible) estuviera fragmentado», agregó.
Todo ello para intentar descubrir qué sucedió, desde que el domingo el sumergible perdió el contacto con el exterior, cuándo se produjo la implosión y también cuáles fueron las causas del accidente.
«Ahora mismo es demasiado pronto para decirlo», explicó el contralmirante, quien sí precisó que las boyas de sonar que se colocaron en el mar detectaron varios sonidos pero no percibieron «ningún evento catastrófico».
En el sumergible viajaban el empresario paquistaní Shahzada Dawood con su hijo Suleman, estudiante de 19 años; el explorador británico Hamish Harding; el explorador francés Paul-Henry Nargeolet y el consejero delegado de la firma OceanGate, Stockton Rush.
«Tras esta determinación, notificamos de inmediato a las familias en nombre de la Guardia Costera de los Estados Unidos y todo el comando unificado. Ofrezco mis más profundas condolencias a las familias», apuntó Mauger. Según precisó el experto submarino Paul Hanken, se encontraron «cinco piezas principales» que reconocieron como «restos del Titán». Lo primero que se encontró fue «el cono de la nariz, que estaba fuera de la sala de presión».
«Encontramos la campana de la parte delantera de la sala de presión y este fue el primer indicio de que hubo un evento catastrófico poco después», precisó.
La empresa dueña del sumergible, OceanGate, también confirmaba el fallecimiento de los tripulantes minutos antes de la rueda de prensa de la Guardia Costera.
A través de un comunicado distribuido a medios, la compañía dijo: «Ahora creemos que nuestro CEO Stockton Rush, Shahzada Dawood y su hijo Suleman Dawood, Hamish Harding y Paul-Henri Nargeolet, lamentablemente se han perdido».
Las labores de rescate comenzaron el pasado domingo y se centraron en un área ubicada aproximadamente a 900 millas (1.450 kilómetros) del Cabo Cod de Massachusetts.
Fue el pasado lunes cuando la compañía informó que llevaba desde el domingo sin tener contacto con el sumergible. Desde ese mismo domingo, la Guardia Costera de Estados Unidos inició una extensa operación de búsqueda con ayuda de Canadá para localizar al aparato.
En la búsqueda participaron efectivos y recursos de EE.UU., Canadá, Francia y el Reino Unido, con aviones, embarcaciones y drones submarinos. En la rueda de prensa Mauger agradeció «la gran cantidad de apoyo» recibido para una «operación de búsqueda altamente compleja». «Estamos agradecidos por la rápida movilización de expertos en búsqueda y rescate submarinos. Y agradecemos a todas las agencias y al personal por su papel en la respuesta», afirmó.
La misión de bajar a ver los restos del barco, hundido en 1912 tras colisionar con un iceberg, tenía que haber durado diez horas. La empresa OceanGate Expeditions era la dueña y operadora del sumergible, empleado para llevar a cabo expediciones en aguas profundas.
En su página web, la compañía ofrece viajes de ocho días y siete noches para visitar los restos del Titanic, que se encuentran a unos 3.800 metros de profundidad, por un precio aproximado de 250.000 dólares.
Poco después, la Guardia Costera de EE.UU. anunciaba que estos restos corresponden a la parte externa del sumergible Titán, desparecido desde el domingo con cinco personas a bordo. El contralmirante John Mauger, de la Guardia Costera, afirmó también que los ocupantes han fallecido.
Los restos del aparato fueron encontrados por un vehículo dirigido por control remoto (ROV) operado por el buque canadiense Horizon Arctic y posteriormente expertos determinaron que «son consistentes con una implosión catastrófica», es decir, una rotura y hundimiento provocados por la mayor presión del exterior.
Tras conocerse el hallazgo de estos restos, un amigo de dos de los tripulantes confirmaba el submarino habría sufrido una grieta e implosionó bajo la presión del agua, matando instantáneamente a los cinco hombres a bordo.
El experto explicó que esa información fue compartida en un grupo de WhatsApp por el presidente de The Explorers Club, entidad a la que pertenecen el británico Hamish Harding y el francés Paul-Henry Nargeolet, ambos entre los cinco hombres que iban a bordo del Titan.
«Este es un submarino poco convencional. Esa cubierta trasera es su extremo puntiagudo y la estructura de aterrizaje es la pequeña estructura en la que parece que se apoya», afirmó Mearns.
Esto «significa que el casco todavía no se ha encontrado, pero se han hallado partes muy importantes del sistema, y no se habrían encontrado a no ser que (el sumergible) estuviera fragmentado», agregó.
«Ahora mismo es demasiado pronto para decirlo», explicó el contralmirante, quien sí precisó que las boyas de sonar que se colocaron en el mar detectaron varios sonidos pero no percibieron «ningún evento catastrófico».
En el sumergible viajaban el empresario paquistaní Shahzada Dawood con su hijo Suleman, estudiante de 19 años; el explorador británico Hamish Harding; el explorador francés Paul-Henry Nargeolet y el consejero delegado de la firma OceanGate, Stockton Rush.
«Tras esta determinación, notificamos de inmediato a las familias en nombre de la Guardia Costera de los Estados Unidos y todo el comando unificado. Ofrezco mis más profundas condolencias a las familias», apuntó Mauger. Según precisó el experto submarino Paul Hanken, se encontraron «cinco piezas principales» que reconocieron como «restos del Titán». Lo primero que se encontró fue «el cono de la nariz, que estaba fuera de la sala de presión».
La empresa dueña del sumergible, OceanGate, también confirmaba el fallecimiento de los tripulantes minutos antes de la rueda de prensa de la Guardia Costera.
A través de un comunicado distribuido a medios, la compañía dijo: «Ahora creemos que nuestro CEO Stockton Rush, Shahzada Dawood y su hijo Suleman Dawood, Hamish Harding y Paul-Henri Nargeolet, lamentablemente se han perdido».
Las labores de rescate comenzaron el pasado domingo y se centraron en un área ubicada aproximadamente a 900 millas (1.450 kilómetros) del Cabo Cod de Massachusetts.
Fue el pasado lunes cuando la compañía informó que llevaba desde el domingo sin tener contacto con el sumergible. Desde ese mismo domingo, la Guardia Costera de Estados Unidos inició una extensa operación de búsqueda con ayuda de Canadá para localizar al aparato.
La misión de bajar a ver los restos del barco, hundido en 1912 tras colisionar con un iceberg, tenía que haber durado diez horas. La empresa OceanGate Expeditions era la dueña y operadora del sumergible, empleado para llevar a cabo expediciones en aguas profundas.
«La único bueno es que (la muerte) habría sido inmediata, literalmente en milisegundos y los hombres no tendrían idea de lo que estaba pasando», indicó David Mearns a Sky News.
La empresa Pelagic Research Services había confirmado a CNN que su vehículo operado por control remoto, que fue el primero en realizar una búsqueda del submarino, halló los restos.
Para dar con los cinco tripulantes desaparecidos el domingo a 600km de la costa de Terranova, en Canadá, se había desplegado un dispositivo nacional e internacional con pocos precedentes. «Será un día crítico en esta misión de búsqueda y rescate», aseguraba Guillermo Sohnlein, que cofundó OceanGate y se fue de la compañía en 2013.
En la superficie, cinco barcos dotados con sonares para detectar cualquier movimiento acústico rastrean los más de 20.000 kilómetros cuadrados que ocupa la zona de acción, una superficie similar a la Comunidad Valenciana. La Marina Real canadiense ha enviado un buque con equipos médicos y una cámara hiperbárica, una máquina cilíndrica individual que se utiliza para llevar oxígeno a los tejidos y mejorar la circulación de buceadores que se ven afectados por el rápido cambio de presión. Por aire, las aeronaves sobrevuelan la zona en busca de cualquier señal que arroje algo de información sobre el paradero de los cinco tripulantes que pagaron 230.000 euros para descender a 3.800 metros de profundidad y observar de cerca los restos del Titanic.
El Pentágono ha enviado un C-130 Hércules (entre sus múltiples funciones está la de reconocimiento meteorológico y apoyo aéreo en misiones de socorro en caso de desastres naturales) y tres C-17 (un avión de carga muy flexible que puede transportar camillas y pacientes durante evacuaciones aeromédicas). La empresa Horizon Maritime, propietaria del «Polar Prince» (la embarcación que lanzó el sumergible), también ha enviado un buque para buscar en las profundidades del océano. Bajo el agua, todo un despliegue de embarcaciones submarinas de última generación que pocas veces se han visto juntas, incluidos artefactos con control remoto que pueden sumergirse a mayor profundidad que un buzo humano.
Los equipos de búsqueda, que trabajan a ciegas (en sentido metafórico y literal), mantienen las pocas esperanzas que aún les quedan aferrándose a unos sonidos intermitentes que se han captado al menos dos días consecutivos con intervalos concretos.
El sistema de salvamento de la Marina de EE UU ya está preparado en St. John´s, Terranova, para actuar si encuentran el sumergible, porque de ser así tampoco va a ser fácil reflotarlo hasta la superficie dado su peso, unos 10.000 kilos (está construido con fibra de carbono y titanio). Desde la costa canadiense, los efectivos de la Marina están contratando un buque que pueda transportar el Flyway Deep Ocean Salvage System, un artefacto capaz de recuperar embarcaciones del fondo del océano a una profundidad de 6.000 metros.
¿Qué ha podido pasar? Nadie lo sabe, pero las hipótesis de los expertos van desde un fallo en las comunicaciones que provocó que se las perdiera el rastro, hasta que el sumergible se haya quedado atrapado en un recóndito sitio del fondo del océano pasando porque el casco del artefacto submarino se haya dañado, lo que desencadenaría el peor de los desenlaces. De hecho, a partir de los restos encontrados se podría deducir que el sumergible pudo haber sufrido una grieta y explosionar.
(Con información de La Razón)